Ahorra (combustible) o nunca
Quizá nunca te habías planteado estos números, pero has de saber que: un grano no hace granero pero ayuda al “camionero”.
No tenemos soluciones milagrosas para reducir el consumo de combustible en la misma proporción en que ha crecido su precio (al menos sin hacer una inversión de cierta importancia), pero aquí va nuestro granito en forma de cinco consejos o recordatorios.
- Reducir la velocidad media en 1km/h puede suponer un ahorro de entre 0,2 y 0,3 l/100 km según la ruta. Este dato es orientativo, por lo tanto que nadie se lo tome al pie de la letra, porque hay muchos factores que pueden influir en que esas cifras se queden cortas o resultes algo excesivas. El perfil y tipo de ruta, la velocidad de la que partimos, el tipo de camión y las ayudas aerodinámicas con las que cuenta, la carga, etc son algunos de ellos. Pero con el gasóleo rondando los dos euros, si nuestra entrega nos permite, por ejemplo, reducir 2 km/h la velocidad, cada 100 km habremos ahorrado un euro (tomo como referencia un ahorro de 0,5 l/100 km), y cada 100.000 km 1.000 €, que ya luce un poco más.
- Tratar de reducir al máximo las paradas en nuestra ruta, pero respetando por supuesto, las necesarias para cumplir con los tiempos de conducción y descanso del tacógrafo. Cada 4,5 horas es necesario hacer al menos una pausa de 45´ que se puede dividir en dos, una de 15´ y otra de 30´ (pero recordad que ha de ser en ese orden). Sin embargo en ocasiones, por diversos motivos, podemos "necesitar", o estar tentados de efectuar alguna más. No está de más saber, que un camión “estándar” (me refiero a uno con sus 40 toneladas) necesita entre 0,5 y 1 litro de gasóleo para alcanzar la velocidad de crucero (90 km/h) desde parado. La diferencia está en que la aceleración se haga de manera progresiva (o no), y en la pendiente del terreno (en rampas pronunciadas será incluso más, de la misma manera que “cuesta abajo” menos). Si hacemos una parada menos al día (pongamos 0,75 litros), en una semana de seis periodos de conducción habremos ahorrado 9 € y en un año (computando 45 semanas) 405 €. Mucho dinero no es, pero si somos de los que paramos más de la cuenta, y somos capaces de reducir alguna más, ahí están los números.
- Seleccionar la estación de repostaje más adecuada. No se trata de llenar nuestros depósitos con el diésel más barato del mercado, porque igual, al final resulta que no sale tan barato. Pero una vez que por nuestra experiencia hemos elegido una determinada marca de combustible, hay que fijarse en el precio, que puede oscilar hasta en más de 10 céntimos el litro. Un ahorro sistemático de 5 céntimos por litro en un camión que consuma 35 l/100 km supondrá un aguinaldo de 3,500 € al cabo de 100.000 km.
- Reducir el tiempo de ralentí. Los camiones más modernos ya se encargan ellos mismos de “apagarse” cuando llevan algunos minutos al ralentí (en torno a tres generalmente), pero incluso ese tiempo es excesivo si no es necesario tener el motor en marcha. El consumo de un motor (de camión por supuesto) es bastante variable, pues puede oscilar entre poco más de 0,6 litros/hora a cerca de 2 litros/hora dependiendo de diversos factores. Pero para hacernos una idea de lo productivo que puede llegar a ser no abusar de esta práctica, si reducimos el ralentí diario en 10 minutos, al cabo de una semana con seis periodos de conducción habremos acumulado una hora, que si la volvemos a multiplicar por 45 semanas supone un total de 45 horas. A partir de aquí, le toca al lector multiplicar por el consumo específico de su camión (si gasta 2 litros el ahorro sube hasta los 180 €).
- Prescindir del compresor del aire acondicionado para climatizar la cabina (en invierno, por supuesto). La mayor parte de los vehículos, activan por defecto el compresor del aire acondicionado para alcanzar la temperatura requerida, en invierno y en verano. En verano, si queremos refrigerar nuestra cabina con el climatizador, no quedará más remedio que recurrir al citado compresor, pero en invierno no es necesario. El propio calor que genera el motor de combustión es suficiente para que mediante la calefacción tengamos todos los grados que necesitemos (y más). Aquí también el consumo varía de unos camiones a otros, pues algunos incluso ofrecen “modos eco” para optimizar el consumo en este apartado. No vamos a dar cifras en este caso, pero el ahorro puede ser significativo, pues el simple hecho de que el compresor esté en funcionamiento repercute directamente en un aumento del régimen del ralentí.
Como decía al principio, un grano no hace granero, pero ayuda al “camionero”.
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