Los vehículos eléctricos "esconden" diferencias entre ellos poco conocidas
La oferta de vehículos eléctricos sigue creciendo, con representantes ya de todos los segmentos, pero no todos emplean las mismas soluciones.
Conocidos (y desconocidos) modelos de furgonetas, camiones de reparto y distribución y hasta de largo recorrido empezamos a encontrar en nuestras carreteras rebautizados con una “e” precediendo a su denominación clásica para indicarnos su “naturaleza eléctrica”.
Pero lo cierto es que ante tanta oferta, empezamos a ver diferencias significativas en la interpretación de la electromovilidad que tiene cada fabricante. Vamos a ver en este post tres de ellas:
Limitación del par motor en el arranque
Como es bien sabido, un motor eléctrico entrega todo el par (“que queramos”) desde el mismo momento en el que pisamos el acelerador, consiguiendo salidas fulgurantes, pero penalizando en el consumo energético y en el desgaste de neumáticos (tampoco le sentaban bien a las “primeras” baterías esas demandas excesivas energía.
La electrónica permite controlar esta entrega (de ahí el entrecomillado anterior). Por este motivo nos toparemos con motores que ofrecen una entrega de par más progresiva frente a otros “menos capados”. Incluso podemos encontrar diferencias significativas entre los valores de potencia continua y pico de potencia según el fabricante.
Modos de conducción
Ahondando en este tema de la entrega de potencia, algunos modelos ofrecen la posibilidad de escoger entre diferentes modos de conducción. Los más frecuentes suelen denominarse eco, normal o estándar y power.
Generalmente suele ser este último (power) el representativo de la potencia y par máximos que indica la ficha técnica del vehículo, mientras que los dos anteriores (eco y normal o estándar) limitan el rendimiento (siempre, por supuesto, en mayor medida en el modo eco).
Modos de regeneración (y retención)
Aquí hay una amplia gama de posibilidades. Por un lado están las opciones de regeneración y por otro la manera de llevarlas a cabo. Algunos fabricantes han optado por “simplificar” al máximo el trabajo del conductor, de manera que éste cuenta con un solo rango de retención de la máquina eléctrica cuando se emplea como freno.
En el extremo opuesto están los modelos que ofrecen al conductor hasta cinco niveles de retención/regeneración. Un elemento diferenciador también es la manera de llevar a cabo esa retención.
Podemos encontrar en el mercado soluciones que lo resuelven con palancas similares a la de un retarder tradicional, con botones o pulsadores, con mandos giratorios, actuando en la propia pantalla de la consola central o en el ordenador de a bordo, con el pedal del freno (actúa durante la primera parte de su recorrido) o incluso con el del acelerador (cuando levantamos el pie). Este último caso permite la denominada conducción “One Pedal”, que como su propio nombre indica permite acelerar y frenar empleando solo un pedal.
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