Siete vacunas para la compra del vehículo ideal
El mercado de la automoción cuenta con más propuestas y más estimulantes que nunca pero ... ¿compro?
Es recurrente esta pregunta no solo en el ámbito profesional en el que nos movemos en Ruta del Transporte, sino incluso en el particular. Y lo cierto es que más que nunca nos encontramos en un momento de máxima incertidumbre. Crisis económica y transición energética no son la pareja de baile ideal, y para más inri, la orquesta que debería marcar el compás, desafina.
Es este contexto se hace más difícil que nunca acertar en la compra de un vehículo comercial o industrial para rentabilizar un negocio. No vamos a concentrar en un par de párrafos una regla mágica que a modo de “configurador” alumbre el vehículo ideal que requerimos, pero vamos a poner sobre la mesa algunas cuestiones que al menos debería plantearse todo potencial comprador en este momento. Se trata de abordar el asunto desde un prisma conservador, aunque a lo largo del año lo abordaremos con otros enfoques diferentes.
Ya adelanto que las opciones de leasing, renting y asimiladas (cada marca ha desarrollado fórmulas personalizadas basadas en estas ideas) son recomendables en este momento para aquellas personas que no quieran arriesgar. Pero ojo, no todas son iguales, y en los matices de cada una puede estar el acierto o error de la elección (mantenimientos, seguros, kilómetros contratados, compromisos de permanencia, etc).
Próxima a este grupo podríamos posicionar la posibilidad que brindan gran número de fabricantes de acceder a sus productos mediante una cuota mensual moderada avalada por una entrada más significativa, dejando en manos del cliente la posibilidad de quedarse finalmente en propiedad el vehículo, abonando una cantidad prefijada de antemano, cuando el contrato hubiere expirado. Esta solución proporciona más tiempo al comprador para decidir si adquirir o no el bien, e incluso en algunos casos le permite volver a fraccionar el monto restante (o parte de él).
Por último, también podemos encontrar propuestas interesantes en el mercado de segunda mano que gestionan algunas de las principales firmas del sector, con garantías oficiales que responden del vehículo como si de uno nuevo se tratara (en según qué casos).
Y se acabó. Hasta aquí las propuestas razonables que no implican demasiado compromiso ni riesgo por parte del consumidor. En las siguientes líneas ofrecemos siete posibles vacunas para prevenir el virus de la compra y no “meter demasiado la pata” si la decisión es comprar.
- Los vehículos híbridos de gasolina no son la mejor opción para un uso mayoritario por carretera. Su potencial está en los recorridos urbanos más trabados (continuas paradas y arranques).
- La opción de alquilar la batería de tracción (revisar en qué condiciones) en los vehículos eléctricos abarata su adquisición, garantiza siempre un mínimo de autonomía y resuelve el problema de gestionar el fin de su vida útil.
- En la actualidad, el coste por km del combustible empleado por un vehículo propulsado por gas natural es claramente inferior a un diésel, siempre y cuando se disponga de una estación de carga próxima.
- El valor residual de los vehículos eléctricos (con y sin batería) y de los diésel en los próximos años es imprevisible, pudiendo llegar a ser muy diferente del actual.
- El coste por km de la energía empleada por un vehículo eléctrico frente a uno diesel es claramente inferior en cualquier caso, pero comenzamos a encontrar diferencias de consumo significativas entre los primeros que podrían ponerse en valor en el futuro.
- La buena integración de la geolocalización y un software telemático optimizado es un aspecto a tener muy en cuenta en el caso de empresas con flotas.
- Y por supuesto, la configuración del vehículo no solo a nivel técnico o de conectividad, sino también en el plano de la ergonomía (del conductor y pasajeros), sistemas de seguridad, posibilidades de carrozado y especificaciones de carga, pueden decantar la balanza hacia uno u otro vehículo.