Se nos sigue tratando, y perdonen la expresión, como a putos camioneros
Por Manuel Pérezcarro Martín, secretario general de Froet.
Dice el diccionario de la RAE que la expresión tomar el pelo a alguien es “burlarse de él con elogios, promesas o halagos fingidos».
Pues bien, esta expresión puede aplicarse perfectamente a lo que viene realizando el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana que gestiona el ministro Ábalos con el sector del transporte de mercancías por carretera.
Es de sobra conocido el compromiso suscrito el 23 de julio del pasado año – que dio lugar a la desconvocatoria del paro nacional del sector – del Ministerio de Transportes con el Comité Nacional del Transporte por Carretera, que, para quienes lo ignoren, es una entidad reconocida por la ley, integrada por las asociaciones de transportistas y de actividades auxiliares y complementarias del transporte por carretera, como cauce de participación integrada del sector, en aquellas actuaciones públicas que le afecten de forma general, que tengan un carácter relevante, o que supongan una importante incidencia para el mismo y entre cuyas competencias se encuentra la de proponer a la Administración la adopción de aquellas actuaciones que considere de interés general para el sector del transporte por carretera.
Es decir, el señor ministro se comprometió con todo el sector de transportes de mercancías, representado legalmente por el Comité Nacional, aunque ni siquiera él fue el que firmó el documento, lo hizo en su nombre el secretario de Estado. Parece que le damos repelús.
Fue el momento donde al sector se le consideraba esencial, se halagaba su comportamiento durante el confinamiento sufrido por la pandemia, se le aplaudía y trataba de héroes a sus conductores.
Se ha demostrado ahora que aquello eran elogios y halagos fingidos, al igual que las promesas realizadas, ya que nueve meses después no se ha atendido ninguno de los compromisos adquiridos a excepción del Proyecto de Ley sobre Morosidad en el Transporte de Mercancías que se está tramitando actualmente.
Pero respecto del compromiso de no subir los impuestos sobre el gasóleo, la implantación del pago por el uso de infraestructuras o el aumento de los pesos y dimensiones de los camiones, que no se llevarían a cabo sin el consenso del sector, no se ha respetado y, si Dios no lo remedia, lo veremos en el BOE.
Del resto de los compromisos adquiridos, de trascendental importancia para el sector no se han tratado después de múltiples reuniones –a las que por cierto el señor ministro no se ha dignado asistir a ninguna- que solo han servido para perder el tiempo deliberadamente.
Es decir, el señor Ábalos se ha burlado del sector con elogios, promesas y halagos fingidos. En resumidas cuentas, le está tomando el pelo.
Bueno, y ahora qué. ¿Lo dejamos pasar? ¿Dejamos que nos sigan tomando el pelo? ¿Permitimos que hundan nuestras empresas? ¿Nos resignamos mientras que grandes grupos empresariales como la automoción, la gran distribución o las grandes constructoras y concesionarias de autopistas hacen el gran negocio con un sector que está al borde de la ruina? No me extrañaría ver en un futuro a altos responsables de este gobierno progresista sentado en los consejos de administración de compañías de estos sectores citados. Vamos, las famosas puertas giratorias tan criticadas por algunos de ellos mismos y que pueden ser el cómodo y suculento futuro de algunos a cambio de los favores recibidos.
A nuestro sector se nos sigue tratando como, y perdonen la expresión, como a putos camioneros y, o nos rendimos y asumimos las consecuencias, o demostramos de una vez a todos estos que de verdad somos un sector esencial.
A buen entendedor, pocas palabras bastan.