Como pollo sin cabeza: la opinión de Manuel Pérezcarro sobre la acción legislativa del Ejecutivo

"El actual Gobierno de España, de ocurrencia en ocurrencia, nos va endosando una serie de normas que más que solucionar problemas lo que hacen es complicar el día a día de la gestión de la empresa", asegura el secretario general de Froet.

Pérezcarro critica el control de registro horario de los trabajadores.

La expresión “como pollo sin cabeza” se utiliza cuando alguien va de un lugar a otro con prisas, pero sin un destino u objetivo claro, y sin saber para qué. También, se emplea para sugerir que alguien no sabe lo que hace.

Es una expresión que compara a una persona con un pollo al que, para sacrificarlo, se le corta la cabeza y en sus últimos estertores sigue andando de forma errática.

Esta sensación es la que nos está transmitiendo el actual gobierno de España. De ocurrencia en ocurrencia nos va endosando una serie de normas que más que solucionar problemas lo que hacen es complicar el día a día de la gestión de la empresa, añadiendo sobrecostes innecesarios y, en ocasiones, con el único ánimo de controlar al empresario como si se tratase de un presunto delincuente.

Este gobierno no resuelve los problemas que acucian a los empresarios

No me extraña que cada vez sean más los pequeños empresarios que no quieren este trabajo para sus hijos y prefieran deshacerse de la empresa o no invertir en ella cuando llegan a cierta edad, aburridos de tanta obligación, tanta burocracia y tanta carga fiscal y laboral.

Este gobierno no resuelve los problemas que acucian a los empresarios, olvidando que son los que generan el empleo y la riqueza de un país. Debería facilitarles las cosas en lugar de complicárselas.

Lo último que se han inventado, con la excusa de la seguridad ciudadana y que afecta a dos sectores de la economía, es el decreto por el que se establecen las obligaciones de registro documental e información de las personas físicas o jurídicas que ejercen actividades de hospedaje y alquiler de vehículos a motor, que exige al viajero aportar al establecimiento hotelero o empresa de alquiler determinados datos de carácter personal que no se exigen en otros países de la UE y ya no digo en los Estados Unidos. Rellenar los formularios requeridos con innumerables datos, producirá incomodidades, discusiones y problemas que tendrán que soportar las empresas hoteleras y de alquiler de vehículos, además de enfrentarse a un severo régimen sancionador si no se cumple con esta nueva obligación.

El control de registro horario de los trabajadores cuya norma se encuentra a las puertas, es un puro disparate. Se va a crear un grave problema donde no existe una situación anómala y generalizada como se está dando a entender. No estamos en el siglo XIX donde los trabajadores realizaban jornadas de trabajo disparatadas y carecían de la protección legal de la que disfrutan en la actualidad, ni el empresario es el señor con puro con que tanto le gusta identificar a un sector de este gobierno.

Como cada día tiene su afán, mañana tendremos una nueva ocurrencia que exigirá nuevas obligaciones al empresario acompañadas, por supuesto, de multas cuantiosas.

Esto no es gobernar. Gobernar es solucionar los problemas de los ciudadanos y empresas, no crearlos.

He recordado, cuando comparaba a este gobierno con un pollo sin cabeza, la historia de Mike, el pollo sin cabeza de una ciudad de Colorado, Estados Unidos, que sobrevivió dieciocho meses, entre 1945 y 1947 después de que su dueño le cortara la cabeza.

No creo que podamos soportar una situación como la actual más de dieciocho meses y que este pollo sobreviva a Mike.

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