Confianza y estabilidad: claves para el futuro del transporte pesado de mercancías por carretera

“La estabilidad política y la seguridad jurídica son esenciales para generar la confianza necesaria en el sector económico”. El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, lanzó este mensaje durante la última Asamblea General de la patronal de empresarios, celebrada este pasado 9 de julio, a la que asistimos como miembros de su Junta Directiva y de su Consejo del Transporte y la Logística.

Una premisa que es particularmente relevante para nuestro sector, que enfrenta numerosos retos, algunos de ellos de magnitud titánica como la transición energética. Un panorama desafiante y cargado de incertidumbre que precisa de un entorno empresarial que ofrezca confianza y estabilidad regulatoria para la sostenibilidad y el crecimiento de nuestras empresas de transporte pesado de mercancías por carretera.

La realidad judicial y la catarata normativa a nivel europeo, nacional y municipal han generado un gran desconcierto entre los empresarios de nuestro sector y, por qué no confesarlo, también entre los que les representamos a través de su patronal. Las constantes modificaciones en las reglas que regulan su actividad y los continuos cambios en la apreciación de las mismas en los tribunales, especialmente en áreas críticas como los “deberes” desproporcionados impuestos por Bruselas en su lucha contra el cambio climático y las relaciones laborales, están modificando las reglas del juego en pleno partido. Una situación insostenible que pone en riesgo la viabilidad de las operaciones de estas compañías.

Uno de los aspectos que más preocupa al tejido empresarial de esta industria es la posible reducción de la jornada laboral de 40 a 37,5 horas semanales, una medida que podría imponerse sin el consenso necesario del empresariado. Este tipo de decisiones, adoptadas sin una adecuada consulta y diálogo con las patronales, sólo aumentan la incertidumbre y dificultan la planificación y gestión eficiente de nuestras empresas.

Además, el sector del transporte pesado de mercancías se encuentra en pleno combate contra la reducción de sus márgenes y el sombrío panorama que dibuja la acuciante escasez de conductores profesionales cualificados. La inversión en formación y la contratación de personal especializado son esenciales para mantener la competitividad y eficiencia en un mercado globalizado. Sin embargo, estas inversiones sólo son posibles en un entorno de estabilidad y confianza del que, a la vista está, no disponemos actualmente.

Es crucial que las autoridades escuchen y consideren las opiniones de las empresas del sector al diseñar políticas y normativas. La estabilidad regulatoria y la calidad de la norma son factores determinantes para fomentar la inversión y el crecimiento económico. Sin un entorno predecible y seguro, las empresas no pueden operar de manera efectiva ni contribuir al desarrollo económico del país.

El sector del transporte de mercancías por carretera es un pilar fundamental de la economía española, que genera puestos de trabajo -medio millón de empleos directos- y riqueza -aporta el 4,4% al PIB, junto al sector del almacenamiento-. Los empresarios del sector están comprometidos con la construcción diaria del país y con el avance hacia un futuro más próspero y sostenible, pero necesitan que se les proporcione un escenario adecuado para poder cumplir con este compromiso.

Es momento de volver a un clima de serenidad y moderación, como sugiere el presidente de la CEOE; en línea con lo que apuntó recientemente Marcos Basante, presidente de esta patronal, en el marco de nuestra Asamblea General en Bilbao, clausurada precisamente por el propio Garamendi. Me atrevería a afirmar que para generar la confianza necesaria que permita a nuestras empresas invertir en tecnología, formación y recursos humanos es absolutamente imprescindible un ”terreno de juego” marcado por la calma y la colaboración de todos los agentes sociales. Sólo así podremos enfrentar con éxito los desafíos del presente y del futuro, asegurando la sostenibilidad y crecimiento de nuestro sector y, por ende, de la economía nacional.