Pesos y dimensiones, una herida mal cicatrizada
Uno de los grandes debates internos en el seno del sector del transporte de mercancías por carretera afecta al espinoso asunto de la normativa de pesos y dimensiones, fundamentalmente a la hora de avanzar, o no, hacia vehículos con mayor capacidad de carga.
En este sentido, la organización mundial del transporte IRU tiene muy claro cuál es el camino a seguir, ya que entiende que fomentar la implantación de los megacamiones supone avanzar de manera firme hacia la reducción del impacto ambiental del transporte por carretera.
Mientras tanto, en España, la aprobación de las 44 toneladas y los 4,5 metros de altura, prevista para mayo si se cumple el polémico anuncio del presidente Pedro Sánchez de junio del año pasado (realizado, en lo tocante al transporte, prácticamente con "alevosía y nocturnidad"), conseguirá con toda seguridad echar más leña al fuego en el soterrado conflicto entre transportistas y cargadores.
Y ello por no hablar de la silenciosa expansión de los duotrailer de 31,75 metros de longitud y 70 toneladas, que circulan en España en pruebas autorizadas por la DGT desde hace más de tres años. Su número crece de forma casi soterrada, y no parece aventurado afirmar que, siguiendo la estela de los megacamiones de 25 metros aprobados en nuestro país hace cinco años, los duotrailer serán una realidad legal en España más pronto que tarde.
Más allá del eterno conflicto entre cargadores y transportistas, sobre el que el Ministerio de Transporte da la sensación de que ya ha tirado la toalla en su papel para lograr algún tipo de acercamiento, la diversidad de intereses en el seno del propio sector del transporte tampoco es la mejor de las recetas para avanzar en un proceso enquistado desde hace años.
Quedan pocos meses para la fecha fijada de entrada en vigor de las 44 t (tampoco sería de extrañar que se incumpliera sin rubor el calendario...) y nos encontramos en una especie de "calma chicha" en la que la exasperante extensión temporal de la pandemia tampoco es que contribuya demasiado positivamente.
Ahora bien, más allá de megacamiones, de duotrailer, de 44 toneladas y de 4,5 metros de altura, la cuestión es clara: ¿es posible caminar hacia vehículos de mayor tamaño de manera que las empresas de transporte consideren de una vez por todas este asunto como una apuesta de futuro y no como un nuevo freno a su ya maltrecha rentabilidad?
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