Del salón a la cocina

Carta del director publicada en el Anuario de la Innovación 2025.

Sesudos debates teóricos no terminan de llegar a la realidad diaria del transporte.

Se suceden a velocidad de vértigo las convocatorias, mesas redondas, seminarios, foros… centrados en la descarbonización del transporte. Se trata, qué duda cabe, de unos eventos interesantísimos (en los que casi siempre uno se encuentra con los mismos asistentes…) que incluyen sesudos debates para analizar las diferentes estrategias que permitan al transporte por carretera afrontar este peliagudo proceso de reducción de la huella de carbono al que este estratégico sector ni puede ni debe seguir dando la espalda.

Mientras tanto, más allá de esta innegable realidad de corte más o menos académico, existe otra situación, tan cierta como el análisis teórico de la descarbonización del transporte al que se dedican tantos y tantos meritorios esfuerzos, que viene marcada de forma inapelable por el día a día de miles de empresarios de transporte.

Pasa el tiempo, el calendario avanza, y la descarbonización del transporte por carretera se enfrenta a la costosa barrera de abandonar las salas de congresos y aterrizar de una vez por todas en la sufrida operativa diaria de miles de transportistas , afanadas sin descanso en lograr una rentabilidad mínimamente razonable para su actividad, atendiendo las crecientes exigencias de sus clientes y bregando con graves problemáticas como la incapacidad del sector para atraer el interés de profesionales, especialmente para la actividad de conductor.

El calendario avanza, y la descarbonización del transporte por carretera se enfrenta a la laboriosa tarea de abandonar las salas de congresos y aterrizar de una vez por todas en la operativa diaria de miles de transportistas

Así las cosas, parece claro que el mayor reto vinculado a la descarbonización del transporte tiene que ver con traspasar los ámbitos formales de las normativas europeas, nacionales e incluso autonómicas para lograr convertirse en un asunto que se vaya integrando de forma progresiva dentro del proceso de toma de decisiones de los empresarios del sector.

Para lograr este objetivo es fundamental que quienes marquen objetivos y establezcan plazos y límites tengan en cuenta que tienen que ser entendidos y asumidos por una realidad empresarial compleja y diversa. En lo que tiene que ver, por ejemplo, con la electrificación del transporte de mercancías, tanto ligero como pesado, quizá sea aventurado hablar (todavía) de fracaso estratégico, pero no hay duda de que la ralentización del proceso no hace sino transmitir la falta de encaje entre lo que se decide en despachos más o menos lejanos y la aplastante realidad del mundo empresarial.

Pero la innovación aplicada al transporte va (afortunadamente) mucho más allá de las tecnologías de propulsión de los vehículos. La incorporación de las últimas tecnologías aplicadas a la gestión empresarial del transporte no admite más demoras si los profesionales de este sector no quieren renunciar a la utilización de herramientas que han sido desarrolladas para la mejora de su competitividad. Analizar y comparar con detalle estos productos antes de tomar una decisión no puede ser considerado una pérdida de tiempo sino, más bien al contrario, una garantía de sostenibilidad presente y futura.

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