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Ya vuelven a estorbar los camiones: regresa la normalidad

La prohibición a vehículos pesados en la AP-7 confirma la absoluta falta de sensibilidad con un sector cuyo valor social regresa a la invisibilidad.

Ya vuelven a estorbar los camiones: regresa la normalidad
Ya vuelven a estorbar los camiones: regresa la normalidad
Pablo Guindo

13 de septiembre 2021 - 08:05

A medida que los meses más duros del confinamiento, aquel que en la primavera de 2020 dejó noqueada a la sociedad durante semanas, van ocupando un lugar cada vez más lejano en nuestra débil memoria, poco a poco vamos recobrando la normalidad y, casualidades de la vida, los camiones vuelven a estorbar.

Parece, o eso queremos creer algunos, que el ciudadano medio, ese que durante años jamás se había parado a pensar qué lleva dentro un camión cuando le adelantaba en carretera a bordo de su automóvil, logró entender hace poco más de un año, debido a que los flujos de transporte y logística funcionaron como un reloj, que sin transporte de mercancías el drama en muy pocas horas hubiera sido colosal.

Fue así como, de la forma más repentina y más cruda que nunca nadie pudo imaginar, un sector tradicionalmente invisible en su valor social a los ojos de la sociedad y de la mayoría de Administraciones se convirtió en una actividad que requería de medidas específicas que garantizaran su prestación de servicios (y eso que al principio costó lo suyo que muchos responsables políticos se dieran cuenta de que, todavía, al volante de los camiones van personas que comen todos los días y tienen las mismas necesidades fisiológicas que el resto de ciudadanos).

A alguien se le ocurre, otra vez, que los camiones, esos mastodontes que entorpecen el tráfico los fines de semana y cuyos torpes conductores no tienen otra cosa que hacer que complicar la vida a los extraordinariamente experimentados y habilísimos conductores de automóviles, tienen que desaparecer de la carretera

Pero eso ocurrió hace ya meses. Bastantes meses. La recuperación de la movilidad para la sociedad en su conjunto (y todos debemos felicitarnos por ello) no parece que tenga vuelta a atrás, con lo que ello representa también en términos de congestión de tráfico, incremento de la siniestralidad vial y complicaciones de todo tipo.

Y, entonces, mire usted por dónde, alguien se percata, otra vez, de que los camiones, esos mastodontes que entorpecen el tráfico los fines de semana y cuyos torpes conductores no tienen otra cosa que hacer que complicar la vida a los extraordinariamente experimentados y habilísimos conductores de automóviles, tienen que desaparecer de la carretera. Vayan donde vayan, vengan de donde vengan y transporten lo que transporten.

Ha ocurrido en Cataluña, donde la Generalitat, casi sin avisar, ha prohibido el tránsito de camiones en la AP-7 los domingos tras las graves retenciones registradas en el primer fin de semana posterior a la liberación del peaje.

La medida es un despropósito desde cualquier punto de vista. Compromete el suministro de productos básicos y tiene efectos muy nocivos sobre el transporte, que en absoluto es causante de la congestión, y sobre la economía en su conjunto. Y para demostrar la inutilidad de la medida, este mismo domingo 12 de septiembre, el primero sin camiones en la AP-7 en Cataluña, las retenciones de tráfico han superado los 30 kilómetros. Miles de automovilistas atrapados sin camiones a la vista. Camiones que, para rematar el asunto, no disponen ni de plazas de estacionamiento suficientes en las áreas de servicio de la autopista cuando se les obliga a parar a todos a la vez.

¿Servirá esta prueba para que la Generalitat de Cataluña analice la situación y permita circular a los camiones el domingo próximo? No vamos a tardar en obtener una respuesta...

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