Opel Vivaro-E. A la cabeza en electromovilidad
Prueba
Nadie diría que se trata de la primera generación de este competitivo furgón eléctrico.
Más de cuatro meses han transcurrido desde que publicamos en este medio un contacto con el Peugeot e-Expert. Como nuestro protagonista de hoy, ambos vehículos salen de la misma planta de montaje, comparten características técnicas y pertenecen al Grupo Stellantis. Todas las buenas sensaciones que relatamos en su momento del furgón francés se repiten de nuevo en el Vivaro-E, modelo que también tiene mucho que decir.
Nuestro protagonista presenta un equipamiento bastante básico para lo que suelen ofrecer las marcas en sus vehículos de pruebas, pero por supuesto, se puede enriquecer notablemente recurriendo al catálogo de opcionales. Aún así, nuestra unidad no renuncia al banco corrido de los acompañantes más versátil de su segmento, el FlexCargo.
Realmente el sistema FlexCargo lo forman la mampara con trampilla practicable y el asiento del copiloto con sus dos plazas plegables pero ligeramente asimétricas y con funciones diferenciadas. En la versión testada, que es la intermedia, esta solución permite transportar objetos de hasta 3,58 m (3,93 m en la variante larga).
El "medio asiento" central permite albergar objetos bajo él, mientras que parte del respaldo de convierte en una pequeña mesa giratoria de tamaño similar al de un folio. El pasajero que hace uso de esta plaza cuenta con 38 cm de anchura de cojín, cuatro menos que su compañero de banco, disfrutando ambos de 45 cm de pala. El del conductor alarga este último parámetro hasta los 48 por 52 cm de anchura conformando una butaca de buenas dimensiones.
Viene de serie con un cargador trifásico de 7,4 kW y seis metros de longitud. Existe un segundo cable que comparte “caudal eléctrico” y longitud, pero monofásico, destinado para una conexión doméstica. El tiempo de carga para este segundo conector puede estar condicionado por las características de nuestra conexión.
Autonomía y prestaciones
Para curarnos en salud, suministramos con la toma doméstica el equivalente a 40 km más de autonomía (diferencia mostrada por el ordenador antes y después de la recarga). Con esta pequeña inyección de kW pretendíamos curarnos en salud, puesto que el tramo de prueba a computar iba a sobrepasar ligeramente los 300 km, y la autonomía oficial defendía 330 km según el ciclo WLTP.
Finalmente el Vivaro-E, marcó una media de consumo de 18,2 kWh/100 km en los 317 km del recorrido que le teníamos preparado, que incluía autopista, autovía, carretera nacional, recorrido urbano y hasta puerto de montaña, pues el trayecto entre Madrid y Segovia le permitió coronar por dos veces (ida y vuelta) el Alto del León, y cerrar el trayecto con una autonomía de 98 km en modo normal.
El Vivaro-E cuenta con tres modos: eco, normal y power, que ofrecen tres comportamientos claramente diferenciados. El modo power es el que entrega "todo"(los 260 Nm de par motor) desde el mismo momento en el que se pisa el acelerador y sin reparo alguno. Su concurso no ha sido apenas necesario durante este contacto, aunque puede resultar muy útil para "agilizar" un adelantamiento comprometido.
En el lado opuesto, el modo eco proporciona una entrega más progresiva y limitada de par que permite una conducción suave y eficiente. En el medio está el modo normal, que puede ser la opción más adecuada para circular a plena carga o también para cubrir los tramos de mayor pendiente, sin necesidad de recurrir a la musculatura del modo power.
Algunos fabricantes están poniendo en entredicho las afirmaciones de aquellos que defienden las ventajas de diseñar y construir un vehículo comercial pensando en su naturaleza eléctrica, pero existen adaptaciones extraordinarias sobre la base de modelos con motores térmicos. Nuestro protagonista es un claro ejemplo. No cede, frente a estos, ni en capacidad de carga, ni en ángulos de ataque y salida, y cuenta con la ventaja de disponer de estas carrocerías sobradamente acreditadas en el plano dinámico y de seguridad.
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