El sector de la carretera presiona a los países para que contemple los ecocombustibles
Faltan poco flecos para cerrar el texto definitivo del Reglamente de emisiones para vehículos pesados -que busca rebajar un 90% las emisiones respecto a 2019- y transportistas y empresas energéticas buscan una solución para el motor de combustión.
La Unión Europea de Transportistas por Carretera y 20 asociaciones empresariales de combustibles y energía han enviado una carta a los 27 países miembros de la Unión Europea para que contemplen todos los ecocombustibles dentro del Reglamente de emisiones para vehículos pesados, que busca rebajar un 90% las emisiones respecto a 2019. El texto del Reglamento ya está consensuado entre el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE (que representa a los países) y solo falta que el pleno del Europarlamento apruebe la norma final.
Hace dos semanas Alemania obligó al resto de países a incluir una cláusula en el Reglamento que va en línea a lo que pide el sector de la carretera. Se trata de un párrafo en el que llama a la Comisión Europea a presentar un estudio sobre la viabilidad de combustibles los combustibles sintéticos o e-fuels antes de 2027.
Los combustibles sintéticos o e-fuels son un tipo de ecocombustibles que se producen a partir de CO2 capturado en combinación con electricidad procedente de una fuente renovable, pero no son los únicos ecocombustibles, ya que existen los llamados biocombustibles, producidos a partir de recursos naturales y biomasa (en este post se explican en detenimiento los conceptos). Alemania ha forzado la inclusión de los e-fuels, pero no de los biocombustibles. En todo caso, la mayoría de países y la propia Comisión Europea cree que el camino más directo para la descarbonización pasa por la electrificación.
UETR y el resto de asociaciones firmantes aseguran estar comprometidas con la descarbonización del sector, pero creen que las instituciones europeas siguen tratando a los combustibles renovables del mismo modo que los combustibles fósiles "y consagran un marco restringido, que de facto sólo permite el despliegue de tecnologías de propulsión basadas en hidrógeno y baterías eléctricas".
Así, critican que la Comisión Europea no apueste claramente por los combustibles neutros en CO2 como parte del proceso de descarbonización, para que de este modo los fabricantes y las empresas de transporte alcancen los objetivos de reducción de emisiones.
Las organizaciones firmantes de la carta conjunta consideran que el sistema de transporte no puede correr el riesgo de seguir un camino restringido hacia la descarbonización: "En lugar de adoptar una actitud restrictiva, se necesita una estrategia basada en la disponibilidad de múltiples soluciones, basadas en tecnologías maduras y asequibles, lo que reforzaría la seguridad de la planificación a largo plazo al proporcionar más salvaguardias contra las perturbaciones del mercado y los aumentos de los costos para el consumidor".
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