Al volante de la Mercedes-Benz Sprinter 311 CDI: Contraste a la carta
En su catálogo es posible configurar casi cualquier variante que se nos ocurra, con algunos contrastes curiosos. Nuestra protagonista es una muestra de ello.
Vamos camino de completar tres años desde que la última generación de Sprinter mostrara al mundo sus cualidades, y el salto tecnológico que suponía respecto a su antecesora. Traía bajo el brazo, cual bebé, un buen número de novedades, algunas de salida, otras de implementación progresiva, pero que en suma apuntalaban un protagonismo y liderazgo que se ha consolidado en este tiempo, y que a la vista de los planes de futuro de Mercedes-Benz continuará sin dificultad durante el presente lustro, a pesar de la renovada y dura competencia.
Nacía como hija única por primera vez en muchos años, pues dejaba de compartir cadena de montaje con la que fuera hermana de cuna en su anterior generación, la Crafter, estrenando una nueva singularidad, para bien o para mal. Y ha sido para bien.
Lo ha sido, entre otros motivos, porque su nueva exclusividad contrasta con su mayor asequibilidad gracias a la incorporación de las versiones con tracción delantera, decisión que ha permitido que muchos potenciales clientes la contemplen como una opción viable para su negocio.
La que presentamos en esta entrada es el formato más clásico y habitual de este tipo de furgonetas, que cubican en torno a los 11 m3 sobre un chasis que ronda los seis metros de longitud, con un mínimo de dos de altura interior y entre tres y 3,5 metros de longitud aprovechable (ver medidas exactas en cuadro adjunto).
Se trata de la Sprinter 311 CDI que, por su tracción delantera y su motor de 114 cv, podríamos considerar como la variante de acceso a la marca. También por su equipamiento estándar, aunque precisamente es en la posibilidad de modificar el mismo donde encontramos uno de los puntos fuertes de este vehículo.
Tradicionalmente Mercedes-Benz no ha ofrecido en sus comerciales ligeros un equipamiento básico demasiado excelso, pero sí que incluía algunos elementos de seguridad que en algunos casos no estaban contemplados ni como opción en la competencia. Una de las ventajas que encontramos en la configuración de las nuevas Sprinter es que podemos eliminar elementos que nos resulten prescindibles (con el correspondiente descuento en la factura), siendo compatible con la incorporación de los más tecnológicamente avanzados.
Por ejemplo, si queremos prescindir de un airbag, o del cinturón de seguridad del acompañante, o incluso de cualquiera de los asientos delanteros (porque vayamos a realizar un carrozado especial) podremos hacerlo, sin por ello tener que renunciar a extras como el Tempomat, o al asistente activo de distancia (Distronic) o al sistema multimedia MBUX con su pantalla táctil de 10,25 pulgadas, o de siete como en el caso de nuestra protagonista.
Así, su futuro propietario dispondrá del más completo sistema multimedia que hemos tenido ocasión de chequear en este segmento, junto a un esquema sencillo de cadena cinemática, que en el caso de esta Sprinter brilla mucho más de lo que se pudiera pensar, siendo incluso otro de los aspectos más destacables de la 311 CDI de seis velocidades.
El archiconocido y polivalente bloque de 2.143 cm3 que motoriza a nuestra protagonista (y lleva años haciéndolo también con un buen número de turismos de la marca) en esta variante menos vitaminada (hay otras dos de 143 y 163 cv) entrega la nada despreciable cifra de 300 Nm a un régimen de 1.200 rpm, otorgándole un comportamiento a bajas revoluciones muy superior al que ofrecen otras mecánicas más potentes.
Además, su asociación con el cambio manual de seis desarrollos es de lo más cordial, dando lugar a transiciones suaves pero enérgicas, pues los mencionados 300 Nm se mantienen hasta los 2.200 giros de motor. Este esquema augura una larga longevidad a esta bien insonorizada planta motriz, que por otro lado no tiene ningún problema en girar incluso por debajo de las 1.000 rpm sin el menor atisbo de vibración.
El puesto de conducción está diseñado para que los conductores de tallas elevadas encuentren acomodo sin problema, incluso si superan holgadamente el metro noventa, y los acompañantes también disponen de un buen espacio para sus piernas (algo menos en la plaza central), pero sobre todo sobre sus cabezas, puesto que la altura existente entre el techo y el piso del cajón de almacenaje que esconde el banco corrido y supera con creces el metro ochenta.
Con la incorporación del volante multifunción y el MBUX el entorno del conductor se torna especialmente atractivo. La pantalla táctil de siete pulgadas da visibilidad a este sistema multimedia que puede ser manejado también desde el volante, y es compatible con Android Auto, Apple CarPlay o Mirrorlink, al margen de la conexión vía Bluetooth para poder hablar por teléfono, con una calidad de sonido notable.
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