Al volante de la Volkswagen más sólida: Transporter 6.1 (150 cv y 6 vel.)
Probablemente la última generación con motor diésel de la saga Bulli tal y como la hemos conocido hasta la fecha.
Resulta que esta familia de reconocido abolengo ha compartido desde su nacimiento plataforma y carrocería en sus versiones de carga, de transporte de viajeros e incluso las más lúdicas, es decir, Transporter, Caravelle, Multivan y California, sin olvidar aquellas Eurovan que en la época de las T4 quedaban a medio camino entre las Caravelle y las Transporter de pasajeros.
Pero esta filosofía está en proceso de cambio, y por eso nos hemos puesto al volante de la última Transporter de Volkswagen, la 6.1, una furgoneta que se dio a conocer antes del inicio de esta pandemia, y que probablemente cierre el ciclo de la saga T propulsadas por gasóleo, puesto que estas mecánicas ya ni figuran en el propio catálogo del modelo, aunque se seguirán comercializando durante un tiempo.
Y comenzamos por el motor, pues casi casi que ya podemos empezar a sentir cierta nostalgia anticipada por esta tecnología, que tiene los días contados. De momento, el conocido dos litros de 1.968 cm3 sigue siendo la punta de lanza no sólo de la Transporter, sino de todo el grupo Volkswagen en lo que a mecánicas diésel se refiere.
La variante que nos acompaña anuncia 150 cv y cambio manual de seis desarrollos, aunque también puede formar sociedad con el automático de doble embrague (DSG) de siete. Por debajo, esta misma planta motriz se ofrece con 110 cv y caja de cinco velocidades (que por cierto va muy bien) como variante de acceso al modelo, quedando en la parte alta las versiones 4Motion.
La Transporter 6.1 es una furgoneta seria. Está lo suficientemente actualizada como para considerarla un vehículo de última generación, de hecho la propia marca bautizó su evolución respecto a la T6 añadiendo un “1” a su denominación, pero uno de sus fuertes es su apariencia especialmente robusta.
Nuestra unidad “casi en rodaje” (apenas tenía unas decenas de kilómetros cuando iniciamos este contacto) ya ofrecía un rendimiento a la altura de lo que cabe esperar de sus características técnicas, aunque a buen seguro que la eficiencia de este propulsor mejorará más aún cuando cuente los kilómetros por decenas de miles.
El corto desarrollo de la primera velocidad hace difícil imaginar un escenario del que esta 6.1 no sea capaz de salir, incluso a plena carga. El empuje en marcha también se percibe a altas velocidades sin necesidad de superar en exceso los 2.000 giros de motor, aunque si las circunstancias lo requieren, su carácter más explosivo asomará en torno a las 3.000 revoluciones.
El cambio transmite precisión y suavidad al tacto, mientras que el joven embrague obedece de igual manera a un pedal que destaca por un recorrido algo. La solidez mencionada unos párrafos atrás también la encontramos en la mayor parte de los plásticos que componen el interior de la cabina, especialmente los que dan forma al salpicadero.
No es fácil encontrar piezas que muestren fragilidad (al menos a la vista), siendo además reconocidas, en su mayor parte, en otros vehículos de la marca. El punto de crítica más merecido es para la guantera situada frente al acompañante, pues su singular forma no permite ni guardar el propio manual del usuario.
Menos reproche admiten el resto de soluciones para almacenaje, y mejor nota aún la versatilidad del asiento corrido de los acompañantes, que sin ser los más multifuncionales del mercado sí que ofrecen un buen volumen útil, permitiendo además que el derecho sirva, por medio de una pequeña trampilla practicada en la mampara separadora, para prolongar la longitud de carga. Conocemos también la existencia de otra versión que cambia esta posibilidad por una caja con cerradura.
La vida a bordo, con el paso de las horas, resulta muy confortable para el conductor, confortable para el acompañante de ventanilla, y menos confortable para el central, que ve invadido parte de su espacio por la palanca de cambios.
Entre los cambios en cabina recibidos por la T6.1 respecto a la T6 destacan la pantalla táctil de 6,5” para el sistema de radio “Composition Colour” y luces interiores con tecnología LED. Las carcasas de los retrovisores parecen capaces de protegerlos en cualquier circunstancia, reforzando esa imagen de vehículo sólido.
Finalizamos con la zona de carga, a la que podemos acceder por las dos puertas laterales correderas o por la doble hoja trasera, que admite apertura de 90 y 180º. La Transporter puede alcanzar los 9,3 m3 de volumen de carga en su máxima expresión, aunque la que presentamos en este post, que es la menor, cubica 5,8 m3 que se corresponde con una superficie completamente lisa de 4,3 m2. Dos focos ubicados en diagonal en el techo aseguran la iluminación, mientras que de la carga se encargan ocho anillas de amarre.
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