Como en la película de José Luis Garci de 1982, premiada con un Oscar de la Academia a la mejor película extranjera, la situación del actual Ministerio de Transportes y Movilidad Urbana es un volver a empezar donde suena la melodía de Cole Porter, Begin the Beguine.
Solo han pasado algo más de dos años desde que fue nombrado Oscar Puente como responsable de este Ministerio y ya se ha cargado a la directora general de Transportes por Carretera y Ferrocarril, Roser Obrer.
Bien es cierto que, aunque las relaciones con el sector fueron correctas, no se ha destacado su mandato por haber dado respuesta a los problemas que se le han venido planteando, que no eran nuevos; pero debemos decir que su cese nos ha pillado por sorpresa.
En su lugar, el ministro ha nombrado directora del departamento a Elena María Atance Herreros, una funcionaria de carrera, ingeniera aeronáutica de formación, que no ha tenido relación alguna con el transporte por carretera.
Utilizando un símil aeronáutico, esperemos que tome tierra cuanto antes y empiece a resolver temas pendientes. El Comité Nacional ha enviado decenas de cartas a distintos departamentos planteando problemas concretos y en la mayoría de los casos ni tan siquiera ha recibido contestación y, en el resto, se ha estado mareando la perdiz.
Esperamos que con la señora Atance, tengamos mejor suerte y de una vez por todas se aborden los problemas y, lo que es más importante, se aporten soluciones.
No sabemos si el relevo de Roser Obrer se ha debido a la ineficacia de su gestión o a otras circunstancias.
Si ha sido la primera razón, es que el malestar del sector ha debido calar en el ministro y quiere dar un giro en positivo. Si son otras las circunstancias que han dado lugar a su cese, es posible que tengamos más de lo mismo.
En poco tiempo sabremos la respuesta. Digo poco tiempo porque, de una manera u otra, sabremos, en función de la actitud y predisposición que muestre la nueva directora, si su nombramiento ha sido un acierto.
A ver si tenemos suerte.