"Las 44 toneladas supondrían la puntilla para el transporte frigorífico"
Entrevista con José Ramón García Arcelay, nuevo presidente de CETM Frigoríficos.
El transporte frigorífico se encuentra en una delicada situación este año por lo vinculado que está a la agricultura. Así lo reconocía ya José Ramón García Arcelay cuando fue elegido presidente de la patronal CETM Frigoríficos el pasado 28 de abril. Y lo sabe de primera mano porque está al frente de la empresa Transportes Papá Ali. Este murciano de 49 años también es vicepresidente de Froet, patronal sectorial de su comunidad, y reivindica el papel de las asociaciones empresariales en dignificar la labor del conductor profesional. Responde por correo a las cuestiones que le plantea Ruta del Transporte.
Pregunta.- El transporte frigorífico, al estar tan unido al campo, atraviesa un año complicado por la reducción de exportaciones, ¿Qué perspectivas maneja para este año?
Respuesta.- Las perspectivas para este año no son buenas. Ya el año pasado las exportaciones de productos hortofrutícolas a Europa, en toneladas, se redujeron un 9,5% respecto a 2021. Según los últimos datos, en los cuatro primeros meses de este año se ha producido una caída del 10,6% respecto al mismo período de 2022. Es una caída muy preocupante ya que supone aproximadamente la pérdida de cerca de 30.000 viajes en cuatro meses.
P.- ¿Qué problemáticas específicas tiene el transporte frigorífico?
R.- Evidentemente, ahora lo que más nos preocupa es la falta de trabajo, que, indudablemente, afecta a los precios del transporte y a las cuentas de resultados de las empresas. La escasez de conductores profesionales también es un problema, así como la práctica de intercambio de palés que debiera estar prohibida.
P.- ¿Cuáles son sus prioridades al frente de CETM Frigoríficos? ¿Qué pide a la Administración para que ayude al sector en este momento?
R.- Lamentablemente, hay problemas contra los que no podemos luchar y que nos afectan sobremanera como la falta de trabajo debido a circunstancias climatológicas o de producción. Tampoco podemos hacer nada frente al encarecimiento de los vehículos, los tipos de interés o el precio de la energía, pero sí podemos reclamar medidas para un mejor desarrollo de nuestra actividad, ya hablemos de incorporación de conductores, evitar que se implanten los peajes, reducir la carga impositiva y de seguridad social o crear incentivos para reducir la atomización y facilitar el crecimiento de nuestras empresas
P.- En esta coyuntura, con una disminución de exportaciones, ¿sería bueno aumentar las masas y dimensiones?
R.- No es el momento. Hay falta de trabajo, no solo en el transporte frigorífico, sino en general. Si en este momento sobran camiones, incrementar la oferta de transportes en un 16%, que es lo que supone el incremento de la MMA a 44 toneladas, sería la puntilla para el sector.
P.- ¿Cuál es la posición de CETM-Frigoríficos respecto a la posibilidad de facilitar la incorporación de migrantes al trabajo de conductores?
R.- Creo que es una buena solución para poder incorporar nuevos profesionales, pero para que esto sea efectivo tienen que suprimirse las trabas burocráticas, tanto para la contratación como para la convalidación de los permisos de conducir y la obtención del CAP.
P.- Sindicatos como CCOO aseguran que no faltan conductores sino “condiciones dignas”, ¿Qué les responde?
R.- Creo que eso es simplificar bastante la cuestión. Podemos estar de acuerdo en que hay que dignificar la profesión de conductor. Yo desconozco qué es lo que están haciendo los sindicatos por ello. Sí sé lo que hemos hecho desde las patronales del transporte, como la consecución de la prohibición de la carga y descarga por el conductor, la reducción de los tiempos de espera, la creación de áreas de servicio seguras, o el establecimiento de unos requisitos mínimos con los que deben contar los centros de carga para la atención adecuada de las tripulaciones. Reconozco que el ejercicio de la profesión es duro, sobre todo en el transporte de larga distancia. Hay que pasar muchos días fuera del hogar, sin ver a la familia o disfrutar de los fines de semana, pero esto es algo innato con la profesión, como les puede pasar a los marinos mercantes o los pescadores. Se requiere vocación. Lógicamente, este trabajo tiene que estar recompensado adecuadamente, pero, por la experiencia que tenemos, la gente hoy prefiere ganar menos y tener un trabajo menos sacrificado.
P.- El año pasado se aprobaron normativas muy relevantes para el transporte. ¿Qué balance hace de la aplicación de todas ellas?
R.- Es muy importante todo lo que se ha venido consiguiendo, desde la ley de morosidad con la aplicación de sanciones por su incumplimiento, que está reduciendo los plazos de pago de manera sustancial, la prohibición de carga y descarga por el conductor, la revisión obligatoria del precio del transporte en función del precio del combustible, etc. Evidentemente, son más efectivas aquellas medidas cuyo incumplimiento lleva aparejada una sanción, el resto, las debe exigir el transportista, de lo contrario, no servirán de mucho.
P.- ¿La Administración tiene todavía asuntos pendientes respecto al transporte o la mejora de la situación depende más de la relación entre transportistas y cargadores?
R.- Han quedado asuntos en el tintero como consecuencia de la convocatoria electoral que deberán seguir tratándose con el gobierno que resulte de las nuevas elecciones. Me refiero, por ejemplo, a la limitación de la subcontratación, masas y dimensiones o la incorporación de conductores. Como es obvio, la relación con los cargadores es esencial, son nuestros clientes y nosotros sus proveedores y estamos condenados a entendernos, aunque ello no resulta fácil por la posición de debilidad que el transportista tiene frente a su cliente, de ahí que haya habido que evitar mediante una regulación normativa determinadas conductas abusivas.
P.- ¿Cuál es su visión de la transición tecnológica hacia un transporte con menos emisiones?
R.- Podría definirla de incertidumbre. Hay muchas incógnitas que despejar y no va a resultar sencillo cumplir con las fechas establecidas. El camión eléctrico carece de las prestaciones necesarias y es muy caro. El de hidrógeno se está desarrollando. No se ha tenido en cuenta la posibilidad del uso de combustibles alternativos, como los biocombustibles o los combustibles sintéticos que no requieren un cambio de tecnología en los motores. Carecemos de una red de infraestructuras de recargas eléctrica o de hidrogeneras; desconocemos el coste de estos productos y nos preocupa que, una falta de recaudación por el impuesto sobre hidrocarburos provoque un nuevo impuesto para compensarlo que encarecerá aún más las energías alternativas.
P.- ¿Qué papel está llamado a jugar el transporte por ferrocarril en el ámbito del transporte frigorífico?
R.- Desde luego no va a ser una alternativa a la carretera. Puede resultar complementario en determinados casos, pero el transporte de productos perecederos que requieren de seguridad, agilidad, flexibilidad y rapidez solo pueden encontrar respuesta en el camión.
P.- ¿Recientemente se han producido relevantes operaciones de compra de grandes empresas de transporte? ¿Contempla que el fenómeno vaya a continuar?
R.- Es posible, aunque el número de empresas grandes que no hayan sido adquiridas o participadas cada vez es menor. Desconozco si se producirán movimientos de este tipo con empresas de menor dimensión, aunque no lo descarto. Si se quiere ser más competitivo o se busca diversificar la oferta de servicios, el camino de las adquisiciones o fusiones es quizás el más adecuado.
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