El sector agroalimentario advierte que no soportará un nuevo paro del transporte
Hasta 13 asociaciones agrarias y patronales de cargadores han publicado un comunicado conjunto para alertar sobre posibles nuevas movilizaciones.
Las diferentes asociaciones de la cadena agroalimentaria han unido su voz para advertir que su actividad "no podrá soportar un nuevo paro del transporte de mercancías por carretera" por sus "graves consecuencias sobre las empresas y consumidores". Lo han explicado hasta 13 asociaciones agrarias -Asaja, Coag, UPA y Cooperativas Agroalimentarias- y patronales de la cadena de suministro -Fiab, Aecoc, Aces, Anged, Asedas, Cedecarne, Fedepesca, Hostelería de España y Marcas de restauración- en un duro comunicado conjunto.
Los firmantes piden "a todo el sector del transporte que no sometan a la sociedad a una nueva amenaza y que tengan en consideración la difícil situación en la que se encuentra un sector esencial, como es el agroalimentario, que trabaja para garantizar en todo momento el abastecimiento de alimentos y de productos esenciales a toda la sociedad en cualquier rincón del país". Para las asociaciones "un nuevo paro podría suponer la entrada en pérdidas de muchos operadores del sector, que están soportando a duras penas una coyuntura económica y geopolítica sin precedentes".
De hecho, las 13 asociaciones aseguran que todavía no han podido recuperares de las consecuencias del anterior paro de transporte, en marzo.
Pérdidas de producto y económicas
Resaltan que sus empresas prestas "un servicio esencial para abastecer de productos de alimentación a la población". Y desgranan hasta seis puntos generales en los que el paro del transporte les podría afectar. Son los siguientes:
- Durante estos días, el sector productor agrario se encuentra en plena campaña de fruta de verano. Gran parte de la producción española tiene como destino los mercados internacionales. El hecho de no poder responder a la demanda, además de manera reiterada, supone una pérdida de prestigio para el sector productor español que puede redundar en la pérdida de destinos de exportación. Este hecho es especialmente grave en momentos de inicio de campaña con riesgo de que se tire gran parte de la producción anual de alimentos perecederos, como la fruta, con los importantes perjuicios que esto supondría.
- La eficiencia de la cadena hace que los productos frescos lleguen del campo a la mesa en 24 horas o menos. Esto significa que apenas existe capacidad de almacenamiento y, al tratarse de productos perecederos, la imposibilidad de transportarlos produciría enormes pérdidas de producto; incrementándose, de este modo, el desperdicio alimentario con los efectos económicos, sociales, medioambientales y reputacionales que esto supone.
- La industria alimentaria puede sufrir paros en su actividad si los productos básicos no llegan a las fábricas e, igualmente, experimentar enormes costes derivados de la conservación de los alimentos o de su pérdida. La recuperación de la actividad normal puede extenderse durante varias semanas, prolongando los problemas de desabastecimiento a la población.
- La distribución alimentaria, por su parte, tiene que hacer un sobreesfuerzo de redistribución de alimentos a los puntos de venta y de reorganización del surtido disponible para no dejar desabastecida a la población. El cierre eventual de tiendas -con graves consecuencias sobre el abastecimiento, en ocasiones, a pueblos enteros-, la presión sobre los trabajadores -que deben hacer frente a situaciones de estrés por parte de los consumidores- y la dificultad para recuperar con rapidez la normalidad de suministro son otros de los efectos sobre el comercio del conjunto del país.
- Después de la crisis sufrida como consecuencia de la pandemia, la hostelería, la restauración y el turismo pueden ver nuevamente amenazado su abastecimiento y, por tanto, sus negocios en plena campaña de verano, con las consecuencias que eso podría llegar a tener para la imagen de España como destino turístico nacional e internacional.
- Finalmente, aun cuando el producto no pueda salir de las cooperativas y el funcionamiento de los negocios no pueda garantizarse, almacenistas de origen, lonjas, de las industrias o de las plataformas logísticas y todos los operadores de la cadena deben hacer frente al pago de salarios, cotizaciones, impuestos, inputs agrícolas y ganaderos, mantenimiento de sistemas de frío, etc., con pérdidas económicas millonarias. De hecho, el amago de paro de diciembre y el paro de marzo generaron pérdidas millonarias.
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