Escuchando a los neumáticos
Los neumáticos, siempre importantes, adquieren especial relevancia en las estaciones más extremas, y en verano no hay que descuidarlos.
Cada año ocurre lo mismo: llega el invierno con sus lluvias, nieves y heladas, y los conductores empiezan a poner el foco en sus neumáticos (por la cuenta que les trae). Sin embargo, llega el verano, pero sus largos y calurosos días no parecen atraer la atención de quien conduce de la misma manera, y sin embargo es la época en la que más reventones de rueda vemos en las carreteras.
Con las altas temperaturas los neumáticos sufren, y pueden darnos algún disgusto si no escuchamos sus plegarias, porque los neumáticos, bien sea por su banda de rodadura o por sus flancos, nos hablan.
¿Qué nos susurran?
- Un pellizco de cierta profundidad en el flanco puede ser el origen de un reventón con altas temperaturas y/o altas cargas de presión. Y ¡ojo!, que los neumáticos tienen dos flancos, de manera que aunque es más habitual dañar el exterior, no nos olvidemos del interior que, como el sur, también existe (ya lo cantaba Serrat).
- Un desgaste irregular de la banda de rodadura también puede provocar un reventón. Los neumáticos con excesivo desgaste en los hombros, especialmente algunos recauchutados, pueden acabar perdiendo la banda de rodadura por efecto del calor (un clásico en esta época).
- Cuando el desgaste irregular es excesivo por el centro de la banda de rodadura (por exceso de presión al contrario que el caso anterior) el resultado final puede ser el mismo, pues la posibilidad de reventón está latente.
- Un desgaste excesivo pero muy localizado en una zona, por ejemplo el producido como consecuencia de un frenazo o una suspensión defectuosa, también nos hará correr el mismo riesgo cuando el calor apriete y el asfalto caliente el caucho sin piedad.
Así pues los neumáticos con sus desgastes irregulares y pellizcos (estén a la vista o no), y sus presiones de inflado defectuosas (recordemos que con las altas temperaturas la presión interior del neumático aumenta significativamente) nos avisan de la situación de riesgo en la que podemos encontrarnos si no solucionamos el problema. En nuestra mano está "escucharles" a diario, antes de iniciar cada jornada de trabajo o hacer oídos sordos.