¿Eres buen conductor o tienes suerte?
Criticar la conducción de otro es habitual, pero, ¿y la nuestra?
Soy un convencido de que en la carretera existe mucha más ignorancia que malicia. El grueso de las situaciones de peligro que se producen durante el tráfico rodado parten del desconocimiento del medio.
Son mayoría las personas que se consideran buenos conductores/as basándose eso sí, en sus propios criterios, que se han ido estableciendo a base de kilómetros y años, y que les permiten ver con facilidad los fallos de los demás, pero ¿y los propios?
A continuación se muestran algunas prácticas de “buenos conductores/as” que pueden generar peligros importantes:
- No guardar la distancia de seguridad con el vehículo que nos precede. Ésta es una de las que más irritan a los agentes de la Guardia Civil, conocedores de las graves consecuencias que acarrea su incumplimiento. Es importante saber que a 90 km/h recorreremos con nuestro vehículo aproximadamente 25 m durante el tiempo que tardamos en reaccionar ante un imprevisto (y en carretera raro es el viaje que no los tiene), es decir, antes de pisar el pedal del freno. Ahí lo dejo.
- Usar el móvil. Cada vez está penalizado con más puntos esta peligrosa práctica. Muchas personas piensan que controlan, pero si el imprevisto surge en el momento en el que nuestra atención está en la pantalla del teléfono, tendremos que sumar algunos metros más a los 25 del ejemplo anterior, y eso supone confiar demasiado en la suerte.
- No circular por el carril de la derecha. Un clásico. ¿Cuántos felices conductores/as vemos circular por el carril o carriles de la izquierda pensando que su conducción es exquisita? Quizá no sepan que además de la obligatoriedad de circular por el carril de la derecha, aunque haya tres, está el hecho de que hay algunos vehículos (los de transporte de mercancias de más de 3.500 kg por ejemplo) que solo pueden emplear el segundo carril para adelantar, de modo que además pueden obstaculizar la marcha de estos creando una situación de riesgo.
- Velocidades inadecuadas (por exceso o por defecto). Otro clásico. La mayoría de los conductores no profesionales desconocen las velocidades máximas que pueden desarrollar en llano un autocar o un camión (sin trucar), y las pequeñas inercias que aprovechan estos vehículos cuando la carretera se lo permite, y pueden obstaculizar (por ignorancia) la trayectoria de los mismos con el consiguiente peligro.
- No hacer uso del intermitente. Una de las máximas del buen conductor es hacer saber al resto cuáles serán sus próximos movimientos, y para eso están los indicadores de dirección, tan importantes en carretera como en ciudad.
- No acelerar en el carril de aceleración. La función del carril de aceleración está definida en su denominación: "carril de aceleración". Hay que aprovechar esos metros para igualar nuestra velocidad a la de los vehículos que circulan por la vía a la que nos vamos a incorporar (con precaución, por supuesto), para que no se produzcan situaciones de peligro.