Mercedes-Benz Vito 114: Reparto distinguido
Prueba
El fabricante de la estrella ha querido incrementar el valor añadido que suelen traer sus comerciales de serie y nuestra protagonista es un claro ejemplo de ello.
Y lo ha conseguido con creces. En primer lugar porque la variante con tracción delantera que hacía las veces de modelo base para incorporarse al mundo Mercedes-Benz Vans ha desaparecido.
Con esta decisión, el acceso a la gama se lo quedan las Vito de propulsión, que si ya marcaban diferencias con respecto a las de tracción, por su cuadro de instrumentos por ejemplo, ahora ponen el listón aún más alto para acceder al universo Vito.
Un listón que sube porque las renovadas Vito cuentan con mejor conectividad, con más productos vinculados a la productividad y una pátina de refinamiento global que Mercedes-Benz ha sabido administrar magistralmente con el resultado que vamos a ver a continuación.
Nuestra protagonista
Vamos a centrarnos en nuestra protagonista, haciendo un recorrido por toda ella, con paradas en cada detalle que merezca una pausa explicativa, para comprender de qué estamos hablando.
Vista desde fuera nuestra Vito mantiene su conocida silueta de monovolumen, vestida para la ocasión con un color discreto pero atractivo a mis ojos (para gustos los colores) y sin complementos.
...rebajar la barrera de los 6 l/100 km es tarea fácil para nuestra protagonista...
No busca llamar la atención, aunque deja entrever su pedigrí apenas reparamos en su calzado: las 17 pulgadas de las vistosas llantas de aluminio asientan sus 225 cm de anchura en un perfil 55, más propio de un turismo con cierto carácter deportivo que de un vehículo comercial.
Abrimos la puerta hasta donde nos dejan sus bisagras, que como nos tienen ya acostumbrados se frenan en esos escasos y ya clásicos 45º que permiten un mejor acceso para sus defensores (puesto que la puerta sirve de apoyo, dicen), pero que lo dificulta para los detractores (aquellos que echan en falta una entrada más diáfana).
Nos gusta el guarnecido de la puerta. Resulta agradable a la vista, elegante y con un cierto toque minimalista, pues no está recargado a pesar de incorporar bandejas portaobjetos en dos niveles y botonería para manejo de espejos, puertas y ventanillas.
CABINA DE LA MERCEDES VITO
Ya en el interior, la opinión de los tripulantes dependerá del asiento que ocupen. El conductor es el que menos queja dará, pues dispone de un cojín casi cuadrado 50 cm de lado, cuya pala puede ampliar en otros cinco (centímetros).
Los acompañantes se reparten un banco corrido de 86 cm con una pala de 49 cm. Es el ocupante central el que se lleva la peor parte, porque aunque la palanca de cambios (que antes le restringía aún más el espacio) ha emigrado de la consola central a la columna de la dirección en forma de levas (cual crisálida convertida en mariposa), el árbol de la transmisión provoca que haya que mantener un pequeño “túnel motor” bajo sus pies, además de mantener la consola central a 18 cm de su asiento.
El tercer pasajero disfruta de “piso plano”, unos centímetros más para sus piernas y algo más de un metro (1,02 m) de altura libre sobre su cojín (como el resto).
La sencillez del banco corrido contrasta con el empaque que luce el tablier frente a los elementos que forman el puesto de conducción, especialmente el volante multfunción con sus multidisciplinares botones (táctiles y de pulsación algunos de ellos).
Trás de este avanzado “timón”, (hacia la “proa”) encontramos un cuadro de instrumentos al que aún no le ha llegado el momento de convertirse en digital y configurable, pero que ofrece mucha información y de manera clara.
La pantalla central (táctil) es la ventana de entrada al mundo de la conectividad y el infoentretenimiento de la Vito. Además de servir como monitor receptor de las imágenes que proporcionan las cámaras que incorpora nuestra protagonista (trasera y laterales), ofrece la posibilidad de gestionar los distintos ADAS que la acompañan, que no son pocos, así como múltiples ajustes del vehículo.
Sería interminable hablar de todas las posibilidades que ofrece, pero sí que quiero destacar una información que ofrece, que no es muy habitual encontrarla en este tipo de vehículos. Se trata de sendos relojes (ver imagen) que indican el par motor y la potencia que se está empleando en cada momento. Es un dato que puede resultar de mucha utilidad para que el conductor mejore su percepción de los caballos que realmente emplea en su día a día en cada situación, y que sorprenderán a más de uno.
En Ruta
La experiencia de conducción obtenida ha sido más que satisfactoria por muchos motivos. En primer lugar porque los 136 cv que entrega el dos litros (1.950 cm3) de Mercedes-Benz parecen más en su asociación con el cambio automático de ocho velocidades con independencia del modo de conducción que hayamos seleccionado (Sport, Comfort o Manual).
En segundo lugar porque la lógica del cambio no tiene inconveniente en dejar que el cigüeñal gire a 4.500 rpm si tiene que actuar como freno motor.
En tercer lugar porque los desarrollos de las cuatro últimas velocidades permiten un régimen de trabajo para cada situación. Sirva como ejemplo que a 100 km/h podemos emplear las últimas cinco velocidades, con los siguientes regímenes del motor:
- 1.500 rpm en 8ª (mínima sonoridad y máxima eficiencia),
- 1.800 rpm en 7ª,
- 2.100 rpm en 6ª,
- 2.500 rpm en 5ª,
- 3.450 rpm en 4ª.
En cuarto lugar porque la sensación de seguridad que transmite nuestra protagonista es más que notable, con especial mención dentro de los ADAS disponibles al detector de peatones, que clava el vehículo ante la presencia de los mismos.
Y en quinto y último lugar (y no hay quinto malo) por la eficiencia demostrada por el motor, con un consumo medio final de 6,4 l/100 km, habiendo soportado sesión de fotos, ciudad y atascos. En tramos de control, sin incidencias, rebajar la barrerea de los seis litros no ha sido nada complicado.
Carga: que hablen los números
La variante objeto de esta prueba se alarga hasta los 5,14 m, lo que supone que la longitud máxima de carga alcanza los 2,87 m aunque con matices. La mampara ondulada para proporcionar algo más de espacio en cabina reduce esa medida a 2,33 m, si bien esa merma es compensada con el alargamiento en la parte inferior que aprovecha parte del hueco de los asientos.
En el ancho interior podríamos concluir que triunfa el 1,66 m que se queda en 1,26 entre pasos de rueda. La altura varía en base a los nervios del techo que tomemos como referencia, pero nos quedaremos con el 1,33 m más común.
El acceso lateral se resuelve con un escalón intermedio a 38 cm del asfalto y a 9 cm del piso (8 cm si no contamos el contrachapado protector del mismo).
El plano de carga de la parte posterior queda ligeramente por encima del medio metro (49 cm al parachoques más 2,5 cm al suelo).
La boca de entrada de mayor dimensión es la trasera que ofrece un ancho de 1,345 m y una altura libre de 1,225 m.
Hasta ocho anillas de sujeción ofrece esta Vito de reparto, dos de ellas en la mampara de separación.
Conclusión
Nuestra protagonista se posiciona como una furgoneta de reparto que busca la máxima rentabilidad para su propietario a largo plazo, que resultará cómoda de manejar al conductor en cualquier circunstancia y que lucirá durante toda si vida útil un plus de vehículo con cierto marchamo de calidad y distingo del que no todos los fabricantes pueden presumir.
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